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sión, renovado en fondo y forma. (Hemos insertado los epígrafes en el resumen <le su comunicación.) P. Alejandro: Me parece eficaz partir del bautismo, que es hecho fundamental en la vida cristiana. Ponencia 14 CENTROS ESPECIALES DE MISION Por el P. LEANDRO DE BILBAO El vigente Reglamento de Misiones (aprobado en 1951), en su artículo 7. 0 , habla de "conferencias a los diversos grupos que asisten a la santa misión", El tema de esta ponencia se refiere precisamente a los centros orientados hacia los que no asisten. En el citado Reglamento se dice (artículo 7. 0 , nú– mero 82) que "es conveniente" que se dediquen algunas conferencias a los diversos grupos que componen el auditorio; pero de hecho no incorpora esas conferencias al programa normal. Están toleradas, no incorporadas. Y en el · número 84 habla otra vez de estas conferencias refiriéndolas a las "ciudades y grandes villas". La suspicacia asoma cuando se lee: "Siempre que no se haga con detrimento del desarrollo general de la misión." Esto es ciertamente muy pobre para un Reglamento de Misiones editado en 1951. A la altura de 1961 debemos tener ya superadas estas normas elemen– tales de apostolado básico, con un nombre propio y con su lugar exacto en nuestros programas. Propone el ponente que en lo sucesivo se hable dentro del programa de nuestras misiones de "conferencias ordinarias" (sólo toleradas según la letra del Reglamento, aunque en la práctica esté desbordado J, de "conferencias especiales" (desconocidas en el Reglamento) y "centros especiales" (autoriza– dos en el Reglamento, número 85). Hago esta crítica del Reglamento -escla– rece el ponente- con miras a que en la próxima edición se redacte conve– nientemente. Prescindiendo de definir lo que entiende por "conferencias ordinarias•·, por innecesario, se limita a las "conferencias especiales", que son las que se dan a grupos profesionales. Sólo estarán justificadas si en ellas se trata de pro– blemas morales o dogmáticos relacionados con las mismas profesiones. Inte– resa afrontar el problema religioso de cada profesión. Esto sólo es posible en ciudades. Tal.es conferencias tienen que estar bien preparadas: no se puede improvisar en estos casos y el misionero ha de estar avisado con antelación. Deben, además, ser pocas. En esto coinciden los cuatro comunicantes: PP. Villa– lobos, Casimiro de Bilbao, Arsenio de La Mata y Miguel Angel de Madrid. "Centros especiales de misión" son los centros secundarios que se establecen en algunos sitios por las características particulares de los mismos: fábricas, cuarteles, centros de enseñanza, hospitales... Estos centros no pueden incluir– se entre las conferencias especiales más que por la adaptación a las condiciones psicológicas, culturales y hasta políticas de estos ambientes. Pero se trata de misionar y, por con·siguiente, la predicación y los temas deben ser misionales. Entre estos centros merecen considéración especial los obreros. Las experien- 33

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