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m1ento bibl1co y litúrgico, que es necesario incorporar a la temática de la;; misiones. 3. Como bases de esta renovación temática propone las siguientes: l.ª) Nuevo enfoque general, atendiendo ante todo a la fe, a su objeto per– sonal y motivo formal: el Dios vivo y vivificador en Jesucristo. 2.ª) Se han de recordar con energía las exigencias imprescindibles de la soberanía de Dios y denunciar sin miedo las infidelidades perpetuas de los hombres. Debe– mos predicar, sí, moral y mandamientos, pero manteniendo la idea de que el cristianismo es una religión de amor de Dios a los hombres en Cristo. 3.ª) No hay que suprimir la predicación de las verdades eternas, pero han de presentarse a la luz de la Pascua cristiana, que es promesa de triunfo. 4.ª) Se debe insistir, cuanto sea preciso, en la confesión, no como meta, sino corno punto de partida para una renovación cristiana. 5.ª) Nuestra predica– ción debe ser cristocéntrica: Dios en Cristo; y hablar más de la caridad. 6.ª) A los ternas tradicionales es necesario añadir otros que piden las cir– cunstancias actuales, por ejemplo, la cuestión social; o los que exigen las nuevas orientaciones del resurgimiento eclesiástico de hoy. 7.ª) Retorno a las fuentes primeras de la Revelación, con una revalorización de ciertos aspectos del Mensaje de Cristo menos acentuados en los siglos pasados. 8.ª) Por últi– mo, nuestro esquema de misiones tiene que proporcionar a las gentes una visión más aglutinada, sistematizada y amplia del Mensaje evangélico, funda– mentándola en el Kerlgrna de los apóstoles, modelo de exposición del cris– tianismo en todos sus aspectos. Terminó proponiendo se encargue a una comisiót1 de teólogos y misioneros la confección de un nuevo programa de misiones con sus correspondientes esquemas de sermones que sustituyan a los del actual reglamento. Comunicaciones Responden a los puntos de la encuesta: fundamento de las críticas contra el fon– do y la forma de los sermones de misión; sentido de la renovación temática; predo– minio de las verdades de la fe sobre la moral casuística... P. ANDRÉS UB"RUAGA, O. F. M.-El temario de la misión tradicional exige una pro– funda revisión. Hay que predicar, evidentemente, las grandes verdades tradiciona– les, porque poseen valor eterno; pero hay también otras verdades que necesita el auditorio moderno, sin las cuales aquéllas pueden desenfocar la gran verdad del Evangelio y no tener suficientemente en cuenta la función social de la sai.,tidad y de la religión. Hay épocas en la historia de la Iglesia en las que unas verdades dog– máticas adquieren más relieve que otras. Hoy día nos encontramos con una época histórica en que la "solidaridad" de los hombres está al orden del día en todos los aspectos: político, económico, social, cultural... En un mundo así tiene que acen– tuarse por fuerza un aspecto esencial de la Iglesia: la divina solidaridad de sus miembros, células de un mismo organismo sobrenatural, el Cuerpo Místico de Crisi.o. Por ello, la doctrina del Cuerpo Místico de Cristo con todas sus exigencias de san– tidad, responsabilidad y sentido social han de ocupar un lugar destacado entre los temas y aspectos de nuestras misiones populares. Y as1, una ascética solidarista su– plantará a la ascética individual, que prevalece en nuestros cristianos. En cuanto a los temas que en concreto no pueden faltar en una misión moderna, depende del objetivo concreto de la misión. En una misión ordinaria no deben faltar jamás las grandes verdades fundamentales: salvación, novísimos, mandamientos, sacramen- 31

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