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fir'ador. No hay que .descartar tampoco el matiz moralizante, incluso de los panegi– r~cos o sermones de fiestas patronales. La sustitución de novenas y panegíricos por las vigilias litúrgicas es siempre problemática, y no parece aconsejable. P. GABRIEL DE SOTIELLO.-En la hipótesis de que la crisis de que se habla sea la poca eficacia de esta clase de predicación, dice el comunicante que la eficaria es algo relativo y puede revestir formas llamativas y patentes a todos, como ocurre en una misión y en un cursillo de Cristiandad, o formas nada espectaculares, la– tentes. En est.e caso no se nota un cambio ruidoso en la vida de una parroquia; pPro se van conservando la vida cristirum, el sentido sobrenatural. la conci.encia de Dios y de los deberes para con El y para con el prójimo. La renovación del gé– nero panegírico debe tender, en primer Jugar, a hacer que esta predicación sea auténticamente evangélica y humana. Opina por un discreto equilibrio entre las formas viejas y nuevas de apostolado: ni aferrarse a lo antiguo como insusr1'.uible, ni apasionarse por todo lo nuevo, como si ello únicamente fuera ya eficaz para los públicos de nuestro tiempo. Habla luego de la acomodación a los auditorios, no sólo en. la forma de predicación, sino también en los temas. Por último, la sustitución de la predicación por las vigilias litúrgicas cree que no debe realizarse; aunque opina que en una novena o triduo se tengan algunas vigilias, combinar1do con la predicación propiamente dicha. P. AMADOR DE VrLLAl\IONDRÍN.-Aiirma que hay crisis en la predicación panegírica. Sus causas parecen ser: la escasez de personal especializado; el exceso de predi– cación panegírica; la poca propaganda; la progresiva aposta.sía de las masas. Su– giere las siguientes soluciones para la renovación: a) especialización y selección de predicadores; b) confección de un temario conventual de predicación panegírica; e) limitaciones de público y reducción de novenas, septenarios y similares; d) pro– paganda. No hubo coloquio. Ponencia 12 ORGANIZACION DE UNA MISION Por el P. TEODOMIRO DE VILLALOBOS Describió el ponente las diversas formas y medios de apostolado con que cuenta la Iglesia para comunicar a los hombres el Mensaje de Jesús. Entre esos medios ocupa un lugar distinguido y preeminente la Santa Misión Cuando se trata de organizar una misión, todo el despliegue de activi– dades que exige esta preparación se refiere principalmente a lo que hoy se denomina una gran misión, o misión general, de una ciudad o de una comarca. La misión es una predicación extraordinaria, que supone y se basa en la existencia de fe cristiana en una feligresía, aunque esta fe esté dormida o sea inoperante. Toda gran misión exige preparación, a fin de no exponer a un fracaso seguro el derroche de tanta gracia sobrenatural. La prepara– ción de una misión puede y debe de ser: remota, próxima e inmediata. La preparación remota, se inicia ordinariamente con la publicación o anuncio de la misión en el "Boletín del Obispado", prensa local, radio, cine, y con carta del prelado. La próxima, puede efectuarse por medio de carteles mu– rales, octavillas, coches 'altoparlantes, adornos de escaparates, etc. La in– mediata--días antes de la misión-inéluy°e la repartición de octavillas, hójas 27

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