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dir a los fieles de la obligación de la oración y de rendir culto a Dios, y que para cumplir con esta obligación no pueden contentarse con la asistencia a la misa del domingo. Se les debe persuadir también de la obligación que tienen de instruirse en las verdades de la fe, y hacerles sentir esta respon– sabilidad. Una de las mejores oportunidades para todo esto será la asistencia a los novenarios, triduos, panegíricos, etc. En cuanto al modo de utilizar y rehacer la predicación panegírica, pro– pone: 1) abordar temas actuales, necesarios o convenientes; 2) atenerse al tema; 3) prescindir de abstracciones doctrinales o razonamientos sutiles; 4) concretizar, sensibilizar, escenificar, dramatizar, dar viveza a las ideas para que interesen y muevan; 5) exponer pocas ideas en cada sermón, pero darles el mayor relieve posible para que se graben profundamente; 6) es conveniente la variedad de temas a lo largo del novenario: un tema con– tinuado, cansaría; 7) hablar con convencimiento y vivir lo que se dice; 8) practicar la oración y el sacrificio para alcanzar de Dios gracias que den eficacia a nuestro apostolado. Habló luego de la importancia de la predicación panegírica y de novena– rios, que, aunque no absolutamente necesarios en nuestra provincia, son un apostolado ciertamente importante y eficaz, aunque en la eficacia se llevan lR palma las misiones y ejercicios. Por último, deja para los técnicos ilustrarnos acerca de los intentos y modos de renovación de este apostolado. No cree conveniente sustituir los novenarios por las llamadas vigilias litúrgicas o paralitúrgicas. Comunicaciones Desarrollaron los puntos de la encuesta, que son los mismos del esquema de la ponencia. P. CÁNDIDO DE VIÑAYO.-Insiste en la necesidad de adaptarse al auditorio, al lugar y a la fiesta. Sería un defecto hablar en un triduo eucarístico, de temas profanos, así eomo en la novena de San Francisco, por ejemplo, no decir una palabra del Santo. Las novenas pueden fracasar: a) por las misas vespertinas; b) por su exce– siva multiplicación; c) por tenerse a veces en convento de monjas, de escaso audi– te.río por lo general; d) por predicadores que no predican temas apropiados. Hay que valorar más altamente la predicación panegírica. La solución de la crisis en este género puede lograrse: 1) por la reducción de novenas, y dar a éstas mayor solemnidad; 2) por una predicación más positiva, dogmática, bíblica; 3) por la brevedad y sencillez de los sermones; 4) no desarrollar jamás temas de moral se– xual o parecidos, nunca aptos ni convenientes para el público y finalidad de las novenas. P. BALTASAR DE MATALLANA.-No cree que haya crisis en la predicación panegirica; pero hay que hacer lo posible para que no decaiga: para muchos fieles es la única predicación que oyen, y hay que aprovecharla. Así, por ejemplo, en la provincia de Sai-itander, el 90 por 100 de la predicación solicitada es de triduos de cumpli– mlento pascual y panegíricos. En cuanto a las vigilias litúrgicas o paralitúTgicas, deberán hacerse alguna vez que otra, pero sin que llegen a sustituir o desterrar los panegirices, triduos y novenas. P. AB!'L DE BILBAo.-Tampoco cree que haya una verdadera crisis en 1~ pre– dicación de novenas y panegíricos, pero opina que esta predicación no debe limi– tarse a enaltecer la personalidad del santo: ha de tener un fin practico y ·santi- 26
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