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P. Mauricio. Si hay temática para minorías, esto ya es algo nu1;vo· por tanto, re• novación de temas. P. Buenaventura de Santamaria: Las directrices de hoy no se refieren exclusivamen– te a minorías, sino que tienden ~ las multitudes. Las minorías que han comenzado a vivir estos temas nuevos: liturgia, Iglesia, sociología cristiana, están dando ya una ca– racterística a nuestro tiempo, y esto nos obliga a renovar nuestros temarios. Es, pues, cuestión de fondo la renovación. P. Amador de Villamondrín: No me parece muy exacto hablar netamente de predi– cación moral y dogmática, como algo distinto: las grandes verdades son siempre de ca– rácter dogmático, al menos en el fondo. P. Buenaventura: Hablamos de sermón "moral"' por su enfoque moral. P. Camelio de Lezaun: En cuanto a los Secretariados fijados por el ponente, en la provincia de Navarra funcionan únicamente tres: uno de Misiones y Ejercicios, otro de Apostolado conventual y otro de Apostolado fuera de casa. Esto más bien por mie– do a restar autoridad e iniciativa a los Superiores. P. Buenaventura: Creo que no se resta autoridad, ya que por otra parte, están pre– sentes los superiores. P. Cornelio: Tal vez sena crear entes sin necesidad. P. Buenaventura: Previendo que se pudiera objetar esto, se ha convocado a este Congreso a los superiores, para que vean que es necesario. P. Javier de Valladolid: Si está ya establecido y no se trata de discutirlo, ¿para qué se ha llamado a los superiores? Si nos han llamado, supongo que será pard. discutirlo. P. Mauricio: Hay que evitar colisiones entre el actual reglamento y el antiguo de misiones. Pero salvo esto, hay que ponerlo en marcha. Ponencia 9 CATEQUESIS, APOSTOLADO BASICO Por el P. CÁNDIDO DE VILLAR Comenzó fijando el sentido que en esta ponencia da a la palabra "cate– quesis": algo más que una sencilla enseñanza de catecismo, algo que haga vida en el catequizado. Se trata de transformar al catequizado "ad intra". De este modo la catequesis abarca toda una labor educativa-educación de h inteligencia, y sobre todo de la voluntad. La instrucción religiosa debe enseñar también el camino verdadero hacia Dios, hacia una vivencia de Cristo, que haga del catequizado un auténtico y sL.'1cero cristiano. Por tanto, el fin primordial de la catequesis no es la enseñanza del ca– tecismo, sino la proclamación evangélica del Reino de Dios inaugurado en Cristo. Fin correlativo será también conseguir que los catequizados entien– dan el mensaje que se les da y ajusten luego su vida a él mediante fe viva. La catequesis no debe pretender forjar santos, sino, más bien, creyentes. El método catequístico que se escoja deberá tener siempre en cuenta esto para saber tratar convenientemente las diversas materias catequéticas y con– seguir que la catequesis sea anuncio de la Buena Nueva de Jesús, de su men– saje de amor, de paz y de esperanza. En cuanto· a los diversos métodos, tenemos en primer lugar el llamado declarativo, propio de la Edad Media y aún de la época tridentina, hasta casi principios de siglo. Hoy está más en boga, y a él se pretende reajustar la catequética, el método evolutivo fijado por Wilmann. Abarca los puntos si– guientes: 1) Por parte del catequista: a) exposición de car~cter intuitivo y sobre un hecho generalmente bíblico; b) explicación, de la que ~e extraen los conceptos; c) aplicación práctica para la vivencia cristiana. 2) Pór parte del catequizado o alumno: a) percepción¡ b) comprensión; c) actuación. Todo 22

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