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nr y sostener iniciativas de apostolado y de caridad en favor de las gentes hu– mildes. 2. ¿cuál juzga el documento básico para orientar nuestro apostolado actual?– Dos alocuciones (cf. Anal. o. F. M. Cap. 64 [1948] 164/1-2; 74 [1958] 125-128) y una carta (cf. ibid. 64 [1948] 164/3-4) de S. S. Pio XII; y las Normas que se deben ob– servar en el apostolado moderno, dadas por el P. General Clemente de Milwaukee Ccf. 'ibid. 67 (1951] 153 ss). 3. ¿En qué hemos defraudado a los PP. Generales y a los Romanos Pontifi– ces?-No puede hablarse, propianrente, de defraudación por lo que hace a la Or– clE'n como tal, aunque no siempre se haya trabajado con toda la entrega e inten– sidad posibles y de una manera metódica, organizada e impulsada desde arriba. Lo ideal, pues, seria mantener el máximo respeto y aprecio a nuestra vida de co– munidad y regular observancia con un espíritu amplio para con aquellos religio– sos que, con el mérito de la santa obediencia y llevados por un verdadero celo, se c.edican al apostolado con la bendición y apoyo de los Superiores. Coloquio P. Provincial: En el Capítulo general de 1952 se propuso el tema de la conve– niencia de establecer parroquia¡¡ en nuestras i¡¡-lesias. El 80 por 100 de los capitula– res se pronunciaron en contra. El P. Agatángel de Langasco, en la reunión siguiente y en nombre del Definitorio, dijo que, a pesar de las opiniones en contra, pedía a los PP. Capitulares volvieran a considerar el tema. Se creía en el Definitorio general que la Orden puede aceptar el apostolado parroquial, aunque haya que lamentar aigunas deficiencias actuales, debidas en gran parte a la falta de Estatutos. P. Buenaventura de Santamaría: Parece ser que Pío XII manifestó algunas ve– ces su descontento de la Orden Franciscana por su "pereza" e incompetencia en apostolados especializados. P. Donato: No conozco esas referencias, sin duda demasiado privadas. Lo que sí– sé es que confiaba en la Orden Franciscana por el hecho de habernos encomendado ·apostolados difíciles y comprometidos en el campo social. Es cierto que hay algo que corregir o lamentar, pero no se debe crear un clima de pesimismo. P. Provincial: En 1957 la Sagrada Congregación -tenemos documentos reserva– dos-- preguntaba a los PP. Provinciales con qué Padres se podía contar en su pro– vmcia que dominasen el árabe. Vistos los informes, Pío XII dijo que no pensaba que hubiera tantos entre los Capuchinos que conocieran esa lengua. En cuanto a que la Orden haya defraudado las esperanzas del Papa, surgió alguna sospecha en el Capítulo general de 1952, cuando el Papa no dirigió la acostumbrada alocución a los Capitulares. Más tarde el mismo Papa dijo a nuestro P. General: "Puede decir a sus religiosos que el Papa no está defraudado. Si no les hablamos fue porque aquella mañana estábamos preocupados y disgustados por ciertas cosas ocurridas en el clero romano, y no nos sentimos con fuerzas para hablarles." P. Roberto de Langayo: En el pasado Congreso de Apostolado, en Madrid, se aludió a esta defraudación veladamente. Allí se dijo "que no puede haber redención sin encarnación". Para hacer apostolado entre los pobres hay que hacerse como ellos y situarse entre ellos. Hay una Orden especialmente llamada a esto: la nuestra. En el e,postolado entre los pobres lhemos hecho algo más que otros religiosos? P. Donato: Creo que es cuestión de exámen de conciencia. P. Samuel de Yudego: No olvidemos que la vida mixta es acción y contemplación. Hay frailes que sólo son contemplativos y, por consiguiente, no cumplen con los fines de la Orden. Hay frailes que no hacen nada. P. Mateo de Encinas: Para los que tenemos que formar la juventud es una cosa básica saber para qué los formamos. Tenemos bastantes menos contemplativos que apóstoles. Y por aquí fallan. Esto preocupa mucho por los que están ya a punto de salir del Colegio. Si les estamos orientando en una dirección y luego nos la echan abajo... P. Begoña: Ese es un problema que incumbe al Consejo de Espiritualidad y de Formación. La actividad no puede desmontar la vida espiritual. El P. Samuel quizá se haya confundido al· llamar a la ociosidad vida contemplativa. P. Arsenio de La Mata: Parece ser que el P. Samuel defiende como apostolado sólo el inmediato. El estudio, la preparación de sermones, el retiro, eso también es actividad. Y hay en la provincia bastante trabajo. P. Provincial: ¿No parece que el ministerio de la predicación está bastante de– preciado, por el hecho de que se orienta la actividad al confesonario y se dedican los mejores talentos para otros ministerios? Se selecciona poco para. la predicadón. P. Donato: Creo que no existe depreciación del ministerio; lo que pasa es que no 18

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