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Coloquio P. Cándido de Viñayo: Mnchbs predicadores Jóvenes no predican mús que de cine Y novios, citan a novelistas modernos, como Smnerset Mauglrnm, y ni una sola vez un texto bíblico. · P. Serafín de Ausejo: La Biblia puede darnos tema sobre el cine y los novios; sobre todo soluciones. Cita como ejemplar de predicación bíblica al Bto. Diego J. de Cádiz: en los millares de esquemas de sus sennones aparece siempre la Biblia cmno base, fruto de su continua lectura. P. Mauricio de Begoña: Predicación bíblica, ¿es sólo aquella que se reduce a citar textos, o quizáJ aquella otra que sin esos ensartados se ambienta en la Biblia, y se proyecta por todos los campos de la vida? El cine, la novela, el hecho diario pueden ser slogan o centro de interés. P. Carlos de Villapadiema: Me parece más bíblica la segunda forma de presentar los sermones. P. Feliciano de Ventosa: ¿cómo se pueden compaginar en la persona de San Lo– renzo la tolerancia propia del diplomático y la intolerancia de sus controversias? P. Carlos: Con relación a los judíos fué tolerante, con los protestantes se mostró más tajante y duro. P. Buenaventura de Santamaría: No me ha agradado la orientación de la ponencia; hubiera preferido que el ponente nos pusiera a S. Lorenzo como modelo del apóstol bíblico de hoy, qué .verdades escoge el santo para su predicación y cómo las expuso. P. Carlos: San Lorenzo habla al público de la temática que Je interesaba en cada caso; así, cuando se dirigía a los protestantes fundamentaba cuidadosamente sus afirmaciones con textos de la Sagraáa Escritura. P. Serafín: No debemos imitar a San Lorenzo en su método y temario, sino tomarlo como ejemplo de asimilación bíblica. P. Buenaventura: Refiero una anécdota de nuestro P. Justo de Villares, tan amante de la Escritura. Nos solía decir: "Estudiad la Escritura y predicadla, pero no lo llagáis e.orno yo: un chorizo de textos" (sic). Ponencia 4 SAN LORENZO DE BRINDIS, APOSTOL F.SPECIALIZADO Por el P. SIXTO MARÍA DE PESQUERA Situándose más sobre el campo de las realizaciones concretas que sobre el plano de los principios de pura especulación, afrontó el ponente el proble– ma de la especialización ministerial como exigencia del apostolado moderno. Presentó al nuevo Doctor de la Iglesia, San Lorenzo de Brindis, en función de guía práctico y paradigma completo del apóstol especializado en la predi– cación a los judíos, controversias con los protestantes y en el ministerio de las capellanías. Como él en su época -añadió-, es preciso enriquecerse hoy, día tras día, con mayor amplitud ideológica y llegar al repudio del miedo a los cumbios o mutaciones que las circunstancias impongan. Aferrarse de continuo al pasado y rehuir la marcha al ritmo de la hora en que cada cual tiene que moverse, patentiza hallarse uno anclado en la roca de la inercia o sentirse momificado. Pero otro error no menos grave es entender la especialización como innovación radical que comienza por demoler cuanto han levantado las generaciones precedentes. "Ni quietismo de tumba ni furia de huracán", debe ser el lema de una sensata renovación y especialización. Sin el acervo de ex– periencias y trabajos de los otros, y sin las tentativas y resultados que nos toca a nosotros introducir en la hora actual de nuestro ministerio, es utópico ccnsiderarse apóstol especializado. La especialización demanda domlnio de técnicas ya alcanzadas, y ejercicio de la propia profesión con tesón y acier– to. Por tanto, sin la noticia exacta del activo de nuestro pasado y sin la ve– rificación perfecta del vivir de capuchinos de hoy, nadie llegará a recono– ctrnos como apóstoles especializados dentro de nuestra profesión. 11

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