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Comunicaciones Ilustraron los puntos de la encuesta (empleo de los avaJ1ces bíblicos recientes en la predicación actual; predicación más kerigmática. más bíblica, más de contacto directo con las fuentes): P. ALEJANDRO DE VILLALMONTE.-Se ciñe a la predicación kerigmática. Expuestas las definiciones de kerigma, teología y predicación kerigm,iticas, señala en las misio– nes populares los rasgos esenciales del kerigma primitivo, en cuanto que aquellas se ordenan a una "renovación o conversión totar· del hombre, y a una plena toma de conciencia del sentido más hondo de la vida cristiana. La predicación kerigmática debe revestir las siguientes condiciones: l.ª sentido histórico salvífico; 2.' orienta– ción cristocéntrica absorbente; 3.ª sentido sacramental y eclesial (litúrgico) en la forma de proponer el Mensaje; 4.ª sentido escatológico; 5.ª tema central: la con- 1"ersión a Dios en Cristo, que ha de realizarse siempre de nuevo por la fe y el sa– cramento (bautismo-penitencia); 6.ª presentar la Revelación más bien como prin– cipio de vida y acción; 7.ª ser testimonio y hecho de la muerte y resurrección de Jesús; 8.ª ir acompañada de señales (los milagros de Jesús, la vida de la Iglesia y la vida misma del predicador son signo de la fuerza y eficacia de la Palabra anun– ciada). P. BUENAVENTURA DE SANTAMARÍA.-La predicación bíblica actual no puede ser cc-mo hace veinte años: tiene que ser más especifica. Una predicación que proponga las grandes verdades que guían la revelación y la van ampliando y comple~ando desde el Génesis al Apocalipsis; una predicación con las ideas básicas de los pro– fetas; una transmisión del mensaje evangélico desde las perspectivas apostólicas. Tiene que llenar las exigencias espirituales del actual movimient-0 bíblico, que se caracteriza por un conocimiento mayor de la Escritura, una necesidad de pregonar las grandes verdades de Dios tal como fueron entregadas, la urgencia de poner en contacto con las fuentes a los grandes bloques que ahora descubren el cristianismo y de enfrentar con el pensamiento actual el auténtico pensamiento de Dios. A los predicadores se nos pide que seamos fieles transmisores de toda la palabra de Dios, continuadores de los profetas y apóstoles. Hemos de partir del hecho de que Dios quiere contiiluar hablando a los hombres de hoy con su palabra que nunca pasa y es siempre eficaz. Sin perdernos en pequeñas filigranas arqueológicas, filológicas, cos– tumbristas --que quedan para los técnicos--, debemos entregar a nuestros contem– poráneos las grandes verdades salvadoras, transmitidas por hechos y palabras, y que constituyen la esencia y el fin del mensaje de salud. Da un iildice de algunos temas bíblicos capitales y termina urgiendo a los predicadores un estudio atento de las fuentes, fe firme en la eficacia intriilseca de la palabra de Dios, y fidelidad al mensaje que anunciamos. P. BERNARDINO DE ARMELLADA.-La ejemplaridad de San Lorenzo de Brindis como apóstol bíblico se fundamenta en su inteligencia de la Sagrada Escritura, en cuanto libro que está en manos de la Iglesia. Es cierto que los modernos avances de la ciencia escriturística pueden prestar grandes servicios a la predic.ación; concreta– mente ayudan a librar la actitud religiosa del hombre de añadiduras humanas que pueden hacer perder de vista la auténtica verdad de salvación, y permiten descu– brir la realidad más precisa del mensaje divino, individuando la intención concreta del escritor, necesariamente ligado a su tiempo. Pero el ambiente de nuestra pre– dicación bíblica ha de ser necesariamente eclesiástica, partiendo del hecho de que la Sagrada Escritura es el testamento escrito de Dios, cuyo mensaje de salvación es accesible a todos por el testimonio vivo de la voz de la Iglesia, que posee una asis– tencia divina para esta predicación. Sa.11 Lorenzo, como eminente predicador bí– blico y como defensor acérrimo de la Iglesia Católica, es una lección del equilibrio siempre necesario frente al mensaje inspirado por Dios y frente a la garantía de ese mismo mensaje. 10