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-57- nen menores consideradas como delincuentes y luego resulta que son enfermas mentales declaradas las cuales de ninguna manera pueden continuar en el colegio. Pues bien, para todo este análisis y separación viene muy bien la intervención del médico. Aparte de todo ello vea Vd. la ficha que se hace aquí a cada menor: Y diciendo y haciendo nos enseña un monte enorme de lo que ella ha llamado ficha y a nosotros nos pa– rece lo que es, un historial completo de la menor. Es tan grande e interesante que para la enumeración solo de los datos que en ella figura necesitaríamos un espacio mucho mayor del que disponemos en este folleto y así solo• nos contentaremos con decir que en ella figura una parte pedagógica, otra moral, otra psicológica, otra de orientación profesional, otra médica y finalmente su con•pspondiente sín– tesis y propuesta de tratamiento. Asombrada ante un estudio tan acabado y pedecto no po– demos menos de pensar que a muchas menores aunque solo fuera para conocerlas bien, les convendría pasar por este colegio. ¡Cuántas vidas fracasadas se evitarían! Al devolver la ficha a su sitio sentimos una aguda sensa– ción de pena al preguntarnos: -¿ Por qué no conoceremos los españoles establecimientos tan notables como los que tenemos funcionando en nuestro suelo? ¡ Qué pocas personas conocen en España la labor que rea– lizan las Terciarias Capuchinas! Comprendemos que nuestra visita ha durado demasiado y nos retiramos. Las dos monjitas nos acompañan hasta la puerta. Por el camino la Superiora nos dice: --Es una lástima que no se detenga un poco para que hablemos de resultados, ya que este es el dato más inte– resante.

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