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25 Distintos modos de amar. El "A ve María" tiene su historia. Consta de tres par– tes: Las primeras palabras son el saludo del ángel Ga– briel: "A ve María, llena de gracia, el Señor es contigo". Se le añadió después el saludo de Isabel a María: "Bendi– ta eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre". Lo restante es una invocación de la Iglesia, muy poste– rior: "Santa María, madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte... ". El "A ve María" encontró, a partir del siglo XII, su lugar privilegiado en el Rosario, que comenzó a populari– zarse a imitación de un rosario de Padrenuestros que re– zaban los monjes de San Benito que para llevar la cuenta se valían de unas semillas engarzadas a un cordel. Según la leyenda, Santo Domingo tuvo una apari– ción de la Virgen que le pidió difundiera el Rosario. En los últimos siglos es una piadosa costumbre en la Iglesia católica. ¿Reza usted el Rosario? ¿No reza usted el Rosario? Lo importante es que la Virgen conserve el puesto que como Madre de Dios y madre nuestra ha de tener en el corazón de un creyente... El Rosario es una plegaria, una forma de orar determinada, cincuenta gozosas "A ve– marías" que a quien no le resulten cansinas, le vendrán muy bien para recalentar el corazón, sedar el espíritu a la caída de la tarde o tranquilizar sus dolores... 81
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