BCCCAP00000000000000000000396

20 El futuro del mundo en el vientre de las madres. Antes de marchar al trabajo, dele un beso a sus hijos pequeños que todavía duermen. Si está lejos de su casa, envíeselo. Un Salmo bíblico canta a los hijos. "Como ra– mos de olivo alrededor de la mesa". (Sal. 128,3). Jesu– cristo bendijo a los niños porque de "ellos y de quienes se hacen como ellos es el Reino de los Cielos". Pero... ¿qué nos está pasando con los niños? Parece como si un viento diabólico de indiferencia quisiera ma– tar la infancia. Se habla de 200.000 niños españoles ca– rentes de hogar; de 400.000 niños menores de catorce años explotados en trabajos inadecuados; de 40.000 niños golpeados y maltratados por sus padres, anualmente. De docenas de niños utilizados en publicidad y de miles de abortos... Flota como una especie de desprecio a la infan– cia, y de hecho, se la ha matado en muchos niños. Y, sin embargo, el futuro de la humanidad son ellos. El futuro del mundo está en el vientre de las madres. En el vientre de cada mujer que por su maternidad madura un fruto bendito; bendito en sí, y bendito por particípa– ción en el "fruto bendito" de María, que fue Jesús. Por su maternidad la mujer no sólo entra en la historia de la vida sino que inspira un profundo respeto. Quien maldice un vientre grávido, fecundo, o atenta contra el fruto que en él se gesta maldice y atenta contra la propia vida. El poeta Juan Ramón Jiménez que escribió el libro "Platero y yo", para los niños, no conducía coche. Lo 65

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz