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Y si para esto hay que hacer una leyenda, el pueblo la crea. Jesús contó las más hermosas misericordias de Dios en parábolas. Alfonso X, El Sabio, escribio las "Cantigas en loor de Nuestra Señora", narrando hechos imaginarios para resaltar su maternal bondad. Son las in– geniosidades del amor y de la piedad. Mauricio de Begoña en su libro "CRISTO YAN– QUI'', acervo poético de filosofía, estética, meditación, teología, espiritualidad, devoción y sociología, escribe que "es 1dijícil encontrar una nueva advocación de Nues– tra Señora la Virgen María, ya que apenas hay sitio, vir– tud, labor, belleza natural o artística que no se le haya ofrecido a la Madre de Cristo como añadidura a su nom– bre sencillo y divinal de María... ". Sin embargo, la imaginación y cariño del pueblo a la madre de Dios no se agota. Y dice que había una parte in– tegral del hogar, colmada de espiritualidad, sacrificio y amor, la cocina... Espiritualidad, que los americanos han plasmado en un delicado artículo y veneración: "NUES– TRA SEÑORA DE LA COCINA ... ". Advocaciones, títulos humanos y divinos dedicados a la Virgen, con los que el pueblo declara la bondad y grandeza de Nuestra Señora. 37