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A pesar de todo, Dios las admitirá en la Noche de Reyes, porque las botas del mundo, que son las botas de todos, han intentado también caminar por las sendas del bien, del amor y de la paz. Y han tenido que desandar muchas veces pasos equivocados, para reemprender la ru– ta. En la Noche de Reyes, cuando la humanidad descalce sus botas y las exponga a la generosa providencia de Dios, Dios Padre verá los pies doloridos del mundo... Y se aba– jará a frotárselos con amor para que pueda seguir cami– nando. "No envió en vano Dios a su propio Hijo entre nosotros... ". Al alba de la mañana de Reyes el mundo encontrará en sus botas aquello de lo que nunca tenemos bastante y lo que siempre esperamos: Una ramita de olivo de la paz, - '' mi paz os dejo, mi paz os doy''-; una brasa de amor --"Os llamaré amigos. Amaos los unos a los otros"-; una tarjeta de invitación al perdón - "Perdonad como yo os perdono"-,· la carta magna del Evangelio - "Bie– naventurados los pobres, los pacíficos, los limpios, los sufridos... "-; un trozo de pan - "Tuve hambre y me dísteis de comer"-; la estrella de la esperanza - "Mi re– torno está próximo. Ven, Señor". Nunca he pensado que Dios pudiera ser tan mezqui– no y económico como para negarnos un solo bien. Dios siempre "sobreabunda en gracia, allí donde abunda el pe– cado". Y a seguir caminando todos con las botas grandotas y gigantes de este mundo porque a pesar de traspiés y equivocaciones, Dios no lo tiene abandonado. 385
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