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Dios no quiso ser sólo Dios eterno y lejano. Nevó el cielo al Salvador. Y en la Noche bendita de Navidad, la vida divina comenzó a crecer en el mundo. "¿Cuánto me dan que lo vendo barato?, ¿cuánto me dan que lo doy sin contrato?". Dios se "abarató" hasta hacerse hombre, hasta la debilidad de un Niño. En Belén ocurre la autodonación de Dios en pura carne infantil. Sin "contrato" con el hombre. Absoluta gratuidad. Desde la noche de Belén merece la pena ser hombre, porque Dios quiso ser como nosotros. "Este es el Niño que mamaba ahora, ríe despierto y durmiendo llora''. Como cualquier niño que comienza su historia aga– rrado al pezón del pecho de su madre, este Niño-Dios cre– cerá, adquirirá experiencias; tendrá una sicología y un ca– rácter determinado y unas reacciones propias. "Casi de balde la flor del mercado. ¿Cuánto me dan que/o doy regalado?". "El mundo como regalo se quedó pequeño, cuando Dios se regaló a si mismo en f arma de Niño". Asombroso aguinaldo del cielo. Presente de amor. "¿ Cuánto rrJe dan que lo doy sin subasta?". "¿ Cuánto me dan por la fruta en banasta?". Dios se derramó paternal y generoso en fruto, como el árbol en la banasta. Es el abastecimiento, la superabun– dancia de la gracia. La donación de sí mismo: "La mani– festación de la caridad y del amor de Nuestro Salvador a los hombres". (Tt. 3,4). 380

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