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Sin embargo, ¡Feliz Navidad! Dios-Niño nos está re– cordando la importancia de ser hombre. Y podemos de– cirle: "Que Tú eres Dios y tu carne es mortal y alumbra y tiembla". Lo único que deshumaniza y devora es el egoísmo y la contradicción. Mas a pesar de todo, nada debe oscure– cer la noticia de la paz. Navidad nos trae una nueva ma– nera de ser hombres: transforma los corazones, clarifica nuestras ideas, gustos y actitudes, invade el mundo una nueva y misteriosa forma de pensar y amar. Tan abun– dante se nos da Dios en el nacimiento de Jesús que -como dice un villancico-. "Aunque esto en Belén suceda, I no debemos afligirnos. / Porque Dios lo quiere, en toda / la tierra pasa lo mismo". A los que creen que la Navidad es un hecho de alma– naque, porque no ven la transformación del mundo de la noche a la mañana, hemos de decirles ¡Feliz Navidad! Gracias a la repetición de la Nochebuena que se nos brin– da cada año, podremos ser un poco mejores y desear la felicidad a todos. El Nacimiento de Jesús ocurrió como una invasión de humanidad que oculta una fuerza divina transforma– dora. En algo se tiene que notar que Dios llegó al mundo hecho benignidad y ternura en la Noche sagrada... Y aun– que sigamos siendo malos y ramplones, nuestro mal tiene remedio en la cuna de un Niño. En un precioso villancico de Luis Rosales, titulado: "Diálogo entre Dios Padre y el ángel de la guarda que re– gresa de Belén"..., el ángel le da cuenta de las circunstan– cias en que ha nacido el Hijo. Y al querer poner el ángel reparos, sin duda sobre el comportamiento de los hom– bres, la pobreza de las pajas, el frío, Dios le contesta: 377

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