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141 No me déis las gracias. ¡Feliz Nochebuena! ¡Feliz Navidad! Navidad quiere decir: "Dios con nosotros"; que el hombre ya no está so– lo; que Dios le tiende una m~no con volumen y calor; que al compás de sus pasos camina El con los suyos. Que a Dios le late un corazón humano. Para esta alegría, para este bullicio de todo el universo, convocó Francisco de Asís, en la Navidad de 1223 a todos los habitantes de las comarcas de la Umbría. A mediano– che, cuando, como dice Luis de Góngora, "eran la doce en el reloj de las estrellas", en una cueva del monte de Greccio. en la Umbría italiana, representó al vivo el Naci– miento del Señor, porque quería "contemplar de alguna manera con sus ojos la invalidez de Dios Niño; cómo fue reclinado en un pesebre y colocado sobre el heno. entre el buey y el asno". Y citó a hombres y mujeres de la comarca para este acontecimiento. Para decirles que era la noche de la "gran alegría", de la "exultación", por la venida del Se– ñor. A despecho de males y vicios en las dimensiones más humanas e inconfesables, Navidad es el suceso más santo y más alegre, como alegre es Dios y limpia y santa es la vi– da en el universo. Adviene Dios en carne tangible a jugar el tiempo de una vida mortal a nuestro lado. ¡Y para to– dos! Para todos. Porque es triste estar en NAVIDAD y saber que alguien está solo. 373

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