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137 Un cierto calor maternal. "Despertarse con una madre al lado siempre, sólo pueden hacerlo los católicos. La única religión alegre es la católica, porque tiene una Madre, la Virgen María, a quien invocan como madre de Dios y madre de los hom– bres". Esta frase la dijo un atormentado protestante que echaba de menos un cierto calor maternal en los ritos de su religión. Esta civilización nuestra alarga sus raíces de fe y de prácticas a la Edad Media cristiana y católica y entre sus devociones más lógicas, bellas y populares, muestra su encanto y frescor la devoción a la Madre de Dios y Madre de los hombres, María. Desde muchos siglos atrás una interpretación pro– funda de nuestra civilización tropieza con un sentido ma– ternal, mariano, en el arte, en la literatura y en la vida. Hasta hoy, por lo menos, nuestra cultura ha estado ilumi– nada por el catolicismo y en el catolicismo la Virgen, Ma– dre de Jesús, ha sido considerada siempre como una dádi– va de la misericordia de Dios para la Humanidad... En ella, de una forma o de otra, todos hallamos una especie de "maternización de Dios". Lo femenino de Dios, lo más tierno y delicado, lo más finamente servicial, su rostro maternal, nos lo ofrece Dios al elegir una mujer por madre suya. Tal vez, como dijo un poeta: "Porque son tan bue– nas las madres de los hombres / que alguna habría de ser 358
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