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136 Corría flexuosa y jovencfsima... Hay prisas y prisas. Decimos del mundo de hoy que tiene unas prisas locas. Existen "prisas" ansiosas, des– concertantes, injustificadas, que someten el equilibrio in– terno y la resistencia de los nervios de la persona a prue– ba. No conducen más que a perturbar el alma, resquebra– jar la mente y cansar el cuerpo. En este desequilibrio exis– ten personas a quienes todo en la vida les mete "prisa". Hay otras "prisas" serenas, nada traumáticas. Son un "allegro" vital. Como un oleaje del ánimo motivado por un acontecimiento o sucesión de acontecimientos. O POR UNA DECISION EXISTENCIAL que imprime a nuestra vida gozosa celeridad. El poeta español Francisco Pino dice, en un hermoso poema, que la Virgen cuando fue a casa de su prima Isa– bel: - "Corría flexuosa, jovencisima y delgada... ". A la Virgen de la expectativa de la Navidad la llama– mos "Virgen de la esperanza" o "Virgen de la O". Vir– gen y Madre -todo un misterio- aguardando el nacimiento de su hijo, Jesús. Dos cosas llaman especialmente la atención en esta mu– jer, María, en estado de buena esperanza: su movilidad y su alegría. María debió ser una mujer activa y jovial. Ale– gre y dinámica. Esta nota de su carácter la señala también 355
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