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134 Felicidades, niña. ¡Felicidades, nma, porque has nacido! Así quiero decirle a la "Virgen en su Natividad". Estamos muy cer– quita del "bimilenario" de este nacimiento. No sabernos nada de la infancia de María, ni el nombre de sus padres. Pero hemos aceptado de los Evangelios apócrifos el nom– bre de Joaquín y Ana corno progenitores de la Virgen... Y en casa de estos buenos y santos personajes, un día co– rno hoy, en una casita de Jerusalem, ocurrió el nacimien– to de una niña, que después conoceríamos corno singular, por haber sido concebida sin pecado. Cuando nace una criatura, siempre hay felicitaciones de familiares, de amigos, de vecinos. Entonces, tampoco faltarían a Ana parabienes y alabanzas para la Niña. Hoy le mandaríamos un ramo de flores. Le pusieron por nom– bre María, que significa, entre otras muchas cosas: "se– ñora", "escogida", "mar", "hermosa". Sabremos más tarde por los Evangelios que fue, de verdad, todo eso: "Señora, con Jesús Señor de cielos y tierra": "escogida" para Madre de Dios; "mar" de bondades y dolores; "hermosa", "llena de gracia y la mujer más celebrada... Lo que la historia no dijo, lo dicen siempre los poe– tas. Lope de Vega, canta en sencillos versos: ;"hoy Ana parió a María / y anoche se vio arrebol, / sin duda, ten– dremos sol, pues amanece tal día... / Ella se llama ale– gría, / el alba ha salido ya: / Buenos días, claro está, / pues ha nacido María... ". 350
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