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En la encuesta los jóvenes sitúan, con acierto, en pri– mer lugar, como más dignas, las bellezas de la familia. Esto indica que en la estima de las nuevas generaciones, calificadas como desarraigadas, la familia sigue conser– vando un valor y un grado insustituibles, y que la inde– pendencia, de que hacen gala los jóvenes de hoy, en nada empaña el amor al hogar y a sus categorías, interpreta– das, eso sí, con aires nuevos. La familia es para ellos el primer campo de "satisfacciones" dignas. La profesión y los amigos ocupan, en su opinión, el segundo y el tercer polo de atracción. La aspiración a un trabajo, que cumplido sin ansiedades, florece en goces extraordinarios, tranquilos, remansados a lo largo de las horas en que ponemos en juego las fuerzas de nuestros brazos y la agudeza del entendimiento. La obra terminada, en la que hemos gastado tiempo y esfuerzo, florece en un placer envolvente y animador. Y los amigos íntimos. Es una delicia que sólo los temperamentos bondadosos gozan. El mismo Jesús los tuvo y los cultivó. Por eso es imprescindible cultivar el ca– rácter, que como la flor al sol, se abre al calor del trato con los demás. Las satisfacciones de la amistad se reciben en la conversación, en la llamada inesperada, en el éxito o fracaso comunicados, en la copa compartida... No hay duda, nuestros jóvenes saben todavía dónde puso Dios las mejores satisfacciones humanas, factor de buena sa– lud física y espiritual. 339

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