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126 Invitación a la cordura. He releído en un discurso del Papa Pablo VI, algo así como unos requerimientos o puntualizaciones breves que si los tuviéramos en cuenta nos resolverían muchas malas situaciones y dolores de cabeza. Dice: - "Hombres, sed buenos". Es la frase familiar que los padres repiten a sus hijos y que entraña, al mismo tiempo que un deseo, un empujoncito amoroso hacia la bondad. Es la frase que reconoce fallos y anima en los de– salientos. -Hombres, sed cuerdos". En un mundo que ofrece cada día más es fácil perder el juicio y alocarse en el po– seer y en el disfrutar superficialidades, sin tener presente la consideración total del bien del mundo. Es el pecado de hacer una sola medida, la nuestra. - "Hombres, sed magnánimos". Es una invitación a la generosidad. A cualquier parte que dirijamos la vista observamos a personas deseosas de que alguien comparta con ellos migajas de bondad. Hay "ganas" en todos de romper esa campana de egoísmo que encorseta en una fría convivencia social donde parece que amar y sonreír va siendo un lujo. - "Hombres, aprended a ver vuestro prestigio y vuestro interés, como algo solidario del prestigio y del in- 334

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