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125 Más allá de la anécdota. ¡Qué maravillosa reacción tuvo Francisco de Asís con una pobrecita mendiga que, además, era madre de dos religiosos .. ! El Santo de Asís era genial en casi todo ... En cierta ocasión se presentó a él una pobrecita pi– diendo limosna. Compadecido de ella, preguntó en la ca– sa si había algo para entregarle de limosna... Los herma– nos frailes buscaron por todas las partes y volvieron di– ciendo: - "No tenemos nada en casa que se le pueda dar. Unicamente tenemos un ejemplar del Nuevo Testamento, con el cual, a falta de breviario, leemos en los maitines, las lecciones... ". - "Bien", mandó Francisco, "da a nuestra madre pobre el ejemplar del Nuevo Testamento para que lo ven– da y pueda atender a sus necesidades, pues el Santo Evan– gelio nos aconseja dar limosna alpobre. Creo firmemente que será más provechoso para nosotros dar la limosna que leer". Así el primer ejemplar del Nuevo Testamento que hubo en la Orden Franciscana se destinó a remediar el hambre de una pobrecilla. Ahora resulta que ·uno de los párrafos más destaca– dos por los periodistas -y repetido en tertulias- de la Carta de Juan Pablo II "Sobre la preocupación social de la Igle– sia", es aquel que dice: "Ante los casos de necesidad, no se debe dar preferencia a los adornos superfluos de los templos y a los objetos preciosos del culto divino; al con– trario, podría ser obligatorio enajenar estos bienes para 332

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