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"locos" calificaron a Jesucristo y a Francisco de Asís, también sus familiares y paisanos. Y a los apóstoles los llamaron "borrachos". Y San Pablo se alegra de decir: "Si hago el loco es por Cristo"... Recordando momentos de angustia se alegra de repetir a los cristianos de hoy: "Donde hay peligro, florece también lo que salva". "Conservábamos el humor" -afirma< Y ofrece este con– sejo saludable: "Para introducir el humor en la vida, el hombre debe romper la ideología unilateral y el miedo que lo mantiene preso". Nuestra civilización ha perdido la capacidad de festejar y de soñar, porque "el humor de– saparece cuando no hayJondo religioso". "El optimismo nace del "hombre interior". Los santos, los "locos de Dios" están libres de ideologías, "son cómicos y serios, misteriosos y fútiles, sabios e impensables... ". Hemos de volver a recuperar la alegría. Pero el retor– no a Dios y a lo espiritual sólo es posible mediante la audacia de la santidad. Y el hombre moderno es muy co– barde y son muchos los que se encogen en el hastío. "Pe– ro existe un arte y una cultura de la oración que auyenta el aburrimiento y la tristeza". "Los intelectuales modernos, que enterraron la tra– dición cristiana, ahora buscan la verdad por todas partes... Se presiente el cambio". "La verdad de la fe cristiana es más fascinante y dramática que cualquier otra imaginación". Frente al tipo de hombre materializado de hoy, "la belleza de una personalidad rebosante de espíri– tu y luz está Juera de toda duda". Titiana Góricheva descubre en la "locura" de los cristianos, la salvación de una sociedad vacía. 327

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