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Dios y entusiasmo en el alma, maravillada por esta gene– rosidad. Es un reconocimiento gozoso, una reacción reli– giosa fundamental en la criatura que descubre la acción de Dios sobre ella. Los pueblos, desde tiempo inmemorial, celebran la acción de gracias en comunión con las gentes y el paisaje. Son canciones de gracias: por las cosechas, la mesa con el pan y los frutos, y la expectación de la sementera... El hombre moderno incluye los adelantos de la técnica y el arte. Y en octubre al reemprender el trabajo pide fertili– dad para los esfuerzos que ha de realizar durante el año ... La iglesi;:t en el sosiego transfigurante del templo ele– va esta oración: - "Señor, que lleno de amor diste a nuestros padres una tierra buena y fértil para que en ella encontrara descanso y bienestar, y con el mismo amor nos das a nosotros fuerza para dominar la creación y sa– car de ella nuestro progreso y sustento..., te damos gra– cias por todas tus maravillas". Bíblicamente esta acción de gracias nos sugiere la Mesa de la Eucaristía que sustancialmente es mesa de co– munión, de amistad, de gozo, de celebración. Una vieja oración lírica canta: "No puede haber ale– gría sin que Dios la bendiga. No puedo decirte poema ni canción mejor. Nada hay tan suave y rico como decir: "Dios nos bendiga". Hasta el gesto supremo de Jesús -la Pasión y la Eucaristía- fue una acción de gracias ... Muere baldío quien nunca dio gracias. El poeta Pa– blo Neruda en una "Oda a las gracias" escribe: "Gracias, gracias, / que viajes y que vuelvas, / que subas / y que bajes... / No lo llenas todo, / palabra gracias, / pero I donde aparece / tu pétalo pequeño I se esconden los pu– ñales del orgullo / y aparece un centavo de sonrisa... ". La sonrisa de un buen corazón. 319
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