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hombre, la meditación y el silencio para no pasar la vida alienado, apartado de él mismo, sin saber lo que le pasa por dentro, tránsfuga de su propia conciencia. Se puede llevar una vida activa, hablar mucho, di– fundir preciosos conceptos y pasar por alto la realidad de la vida misma, no nombrarla, no hallar la conexión entre el mundo exterior e interior humano. Son muchos los conceptos que se escapan a la expe– riencia espiritual del hombre moderno. Por ejemplo, pue– de estar diciendo la palabra amor y no tener verdadera ex– periencia de amor. La experiencia viva del alma acalla los conceptos fríos y recupera la vida. Se impone la escucha amistosa de lo que somos de– lante de Dios y ante nuestro ser. "Vamos a un lugar tran– quilo". Para lograr la unidad de la persona se requiere "silencio ambiental", un lugar para orar. "Silencio por dentro", evitar la tensión interior, el nerviosismo. "Silen– cio meditado", aprender a poner la mente en paz, donde se escucha al Espíritu de Dios, resuena la vida y se des– prende uno de egoísmos. Y "silencio afectivo", que apla– ca la agresividad de los sentimientos. Por aquí llega en su ocio y descanso la alegría, el go– zo y la esperanza del encuentro con uno mismo, con Dios y con los hombres. 300
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