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105 La emocionante historia de un abuelo. Los viejecillos, los abuelos, duermen menos. Necesi– tan dormir menos. En toda la literatura universal los abuelos son los que cuentan los cuentos, los que dan los consejos, los que almacenan en su memoria la historia fa– miliar. En las tribus indígenas, son venerados, y se dice que cuando muere un viejo desaparece una Biblioteca. En la Biblia se pueden recoger las más sabias sentencias sobre la ancianidad. Hace unas semanas leí una noticia encantadora, fe– chada en Londres. Un hombre de sesenta y seis años, abuelo, llamado Bill Ashton lloró de alegría ante las cá– maras de televisión, al enterarse de que una mujer, Susan Kilbride, había decidido adoptarlo como abuelo de sus hijos, de dieciocho y seis meses. Al parecer este abuelo no había vuelto a ver a ningu– no de sus trece nietos desde que sus hijos le habían retira– do el saludo cuando se divorció de su esposa en 1974. En un programa de televisión dedicado a los derechos de los abuelos, el presentador le puso al habla con una telespec– tadora que se ofrecía a adoptarle. - "Mis hijos tienen dos abuelos que les quieren mu– cho, pero estoy segura de que querrán a un tercero... Me gustaría -dijo Susan en su mensaje- adoptarle como abue– lo de Neil e Jan. Podría visitarles y estoy segura de que ellos también le visitarán... ". 291
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