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101 Pero si eso lo hace cualquiera... "Era un hombre tan importante, que hacía muy bien las cosas pequeñas". Esta sentencia la leí como inscrip– ción en la tumba de un cementerio pueblerino. Un libro que me gustaría escribir, llevaría por título: "La grandeza de lo pequeño". Pequeño es el movimiento constante del corazón y nos impulsa la vida. Pequeña es la semilla y llena de trigo o de maleza el campo del Padre de Familia. Pequeña es la vibración de la luz e inunda de resplandor el día. Con un "sí" diminuto y pequeño aceptó la Virgen ser Madre de Dios y durante tres rrieses estuvo haciendo faenas sencillas en casa de su prima Isabel. Un simple "vaso de agua que se ofrezca", Jesús afirma que no que– dará sin recompensa. Y sentenció ''El que es fiel en lo po– co, también lo será en lo mucho". Una sucesión de actos cotidianos, constituyen la grandeza moral de una madre o la santidad de un santo. El primer capítulo para ese libro que desearía escri– bir, me lo ha sugerido José. Este José no es el esposo de la Virgen cuya grandeza está también en lo pequeño. Es otro. Conozco a José desde hace muchos años. Siempre le admiré por su nervio, por su dinamismo, por su siempre estar dispuesto a realizar cualquier servicio, con tal de no 281