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En la familia cambian también las formas, los mo– dos de expresión, las costumbres; pero es, y seguirá sien– do, la pieza fundamental de la sociedad y del mismo hom– bre que encuentra en su seno el reducto y la fuerza que da sentido a su vida como ser humano sociable. Es bueno, por el dinamismo vital que entraña, que la familia se con– figure en cada época con características nuevas. Es signo de vitalidad y como organismo vivo, acusará gozos y peli– gros. Por ejemplo, la familia hoy es menos numerosa y es– to se debe a cambios notables: liberación jurídica de la mujer. .. , equiparación social de los sexos ... , uso de anti– conceptivos... , pisos reducidos ... , gastos de educación... Es lógico que todo esto haya traído como consecuen– cia una relación familiar también distinta a la vivida en otras épocas. Los sociólogos afirman que la "familia de parentesco" ha dado paso a la "familia nuclear", inte– grada por padres e hijos; es familia de cuatro o cinco miembros. Los ritos patriarcales casi han desaparecido y quedan ya en las crónicas... Pero el sistema familiar, como abrigo de relaciones indispensables (,ara la maduración de la persona, no ha fallado, a pesar de que un mundo más abierto y solicitan– te obligue a padres e hijos a vivir más tiempo fuera. Este fenómeno que, de hecho, tiene sus peligros, hace desear más el tiempo de pausa, de afecto, de moderación, de de– leite y maduración que el espacio familiar ofrece. Debajo de todo esto, como sangre que vitaliza, actúa la fuerza cohesiva del amor. -"Amor es rey tan grande -escribe Quevedo- que aprisiona en vasallaje, el cielo, el mar y la tierra... ". Dicho de otra manera: Las leyes que rigen la familia operan al margen de modas y de conduc– ta, que por muy innovadoras que sean, es difícil que pue- 276

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