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99 "Amor es rey tan grande... ". No se pueden vender, ni siquiera enjabonadas por la emoción, frases como esta: "Se están diluyendo, como terroncito de azúcar en el agua, todos los valores de la be– lleza y la verdad... ". Esta proposición universal, dicha a micrófono abierto, como yo la oi a un comunicante que quería defender a la familia, es perversa. Nos corona a to– dos con un triste gorro de dormir... El "IX Congreso Internacional de la Familia", cele– brado en París, hizo público el resultado de una encuesta hecha por el periódico "Le Monde"; en ella se da cuenta de que: "El 75 por ciento de los jóvenes considera la fa– milia como lo más importante en sus vidas". Lo que quie– re decir que esta "importancia que los jóvenes dispensan a la familia" motiva una tendencia beneficiosa, tan privi– legiada por los menos, como en épocas anteriores. Eso, por una parte, y por otra, que crisis de familia no es lo mismo que deterioro y subasta de valores. Los jóvenes del mundo experimentan el maravilloso descubrimiento del gozo de la familia. Nunca he creído que la familia, como tal, estuviera en crisis de derribo. Alguien ha escrito que existe una "ecología de las socie– dades", como existe una "ecología de la naturaleza", y no se puede atentar contra ella. Ecología es la parte de la biología que estudia las relaciones del organismo con el medio ambiente... 275

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