BCCCAP00000000000000000000396
96 Ir de visita. Cuenta el Evangelio que una tarde Jesús se fue de vi– sita. Estaba en un pueblo y fue a PASAR UNAS HORAS con sus amigos que se llamaban Lázaro, Marta y María. Charlaron largamente. Ellos y El se sintieron a. gusto. Je– sús comió en su casa y hasta se permitió hacer una insi– nuación a Marta que se preocupaba demasiado en aten– derle: - "Marta, no te preocupes. Con un solo plato me basta. Te turbas y te angustias demasiado. Escucha un ra– to como tu hermana". Jesús alaba el trabajo de Marta y con mucha cortesía y gracia le pide que venga a la tertulia familiar y casera. Aquella tarde lo pasaron estupendamente. Un amigo mío a quien hacía bastante tiempo que no visitaba, por estar lejos de donde yo resido, me escribió hace unos días esta brevísima carta: - "Hoy quiero agra– decerte, amigo, el mucho bien que me hiciste con tu visi– ta. Me viniste a ver en un momento en que necesitaba de alguien. Estaba pasando un dúi malo. ¡ Todos pasamos algún día malo! De estas horas penosas no se libró ni el Hijo del Hombre. Gracias. En otro viaje que hagas te es– pero con los brazos abiertos". La carta de mi amigo me ha hecho recordar las visi– tas que dejamos de hacer y el gozo que podríamos pro– porcionar a los demás. Figúrate una tarde cualquiera -esta tarde, por ejemplo-, en que necesitas salir de casa, es domingo, y no sabes a donde ir. ¿La cafetería?, te tiene 267
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz