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- "Me reciben con más alegría que a los demás y así puedo manifestar con más libertad el amor de Cristo a to– dos. Me he identificado con esta profesión. El payaso se lanza sin saber si será aceptado o rechazado. Los colores vivos que hacen resaltar mis ojos, la nariz postiza y la bo– ca pintarrajeada llaman a una nueva vida, a salir de la ru– tina... Soy feliz haciendo reír y comunicando amor a quienes lo necesitan". Se llama Hermana Teresa Hoffman, de las Domini– cas de Racine, Wisconsin. ¡Los apóstoles extrafl.os , inge– niosos, entregados e imaginativos que hay por esos mun– dos de Dios y que no conocemos... , y que ensayan modos nuevos de llevar el mensaje de Jesús a los hombres! Hablando de la bondad que difunde el payaso, Ra– món Gómez de la Serna afirmó: "El que más noches de circo tenga en su haber, es el primero que entrará en el Reino de los Cielos... ". No hay que esforzarse mucho pa– ra encontrar antecedentes teológicos al comportamiento de esta monja. Muchas veces me he preguntado si Dios no fue el más genial humorista, el loco más optimista, al pensar desde siempre y realizar, un día en la historia, la Encarna– ción del Verbo... La verdad es que tuvo humor Dios al pegar este triple salto mortal de encarnarse, sabiendo lo que le iba a suceder. Jesús se convierte así en la alegría, en la risa de Dios hecha hombre. Desde entonces la alegría se metió por la puerta de la historia humana. Huyó el pecado que es tristeza y mal y se dio paso a la sonrisa de la Redención y hasta el cosmos sintió dolores de parto, es decir: las pataditas de la criatu– ra "Alegría", igual que una mujer gestante. Sobresaliente a la monja-payaso que cumple a la le– tra el recado de la Biblia: "Todo el bien que puedas ha– cer, hazlo alegremente". (Ecl. 9,10). 250

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