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82 ¿Dónde está Dios? No digo nada nuevo si afirmo que "a nadie le salen todas las cosas mal, ni a nadie le salen todas las cosas bien". Es por eso, por lo que pienso que Dios no llega ni sólo en los dolores y fracasos, ni sólo en los éxitos y go– zos ... Entonces, ¿dónde? ¿Cuándo llega Dios? ¿Dónde está? En esa armoniosa mezcla de todo, que es la vida, que es la existencia, que es la historia y el mundo. Con frecuencia tengo ocasión de hablar con jóvenes preocupados por su fe. Dicen "que no saben si creen", que no tienen "seguridad de su je", que "carecen de ar– gumentos para probar su fe". Son muchachos inquietos, entre los dieciséis y 25 años, con una juventud desgarra– da, sin resabios, nobles y rebeldes a la vez. Gozo mucho hablando con ellos en una serena conversación que no se pierde en estériles intelectualismos. Es una conversación vital. · Suelo decirles, de entrada, que la fe no tiene seguri– dad, pero al que la vive le da seguridad, que no es lo mis– mo. Les digo también que no me pidan argumentos para probar la existencia de Dios, porque no se los voy a dar, ni sé tampoco si les convencerían. Cuando han terminado de exponer sus dudas, les invito sencillamente a que se pregunten, a que observen, a que admiren la vida, su vi– da, a los demás, su interioridad, su entorno, el universo ... ...Que intenten explicar su primer amor de juventud, maravilloso, impreciso, ardiente, mezcla de ternura y de- 237