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2 Un día alguien nos dice: ''Eres estupendo'' El éxito de cada jornada puede estar sencillamente en esto: en comenzarla con buen ánimo. En dar ánimo a los demás. Leemos en el Evangelio cómo Jesús siempre resolvía las cuestiones con palabras alentadoras. Nunca apabullaba a un pecador, ni desalentaba a sus discípulos... ¿Venían éstos cansados de predicar?, Jesús les decía: "Sois unos salaos". "vosotros sois la sal de la tierra". ¿Se desanimaban pescando en el mar? Les alen– taba: "Nada de cansancios. Echad la red a esta parte". ¿Les asustaba la tormenta? El interrogaba amorosamen– te: "¿Por qué tenéis miedo?". Un día alguien nos dice: "Eres una persona estupen– da". Y nosotros que nos creíamos una calamidad, respi– ramos profundamente y se nos ensanchan todos los po– ros. Un día alguien nos dice: "¡Qué bien se está en tu ca– sa, tienes una familia ideal!". Y tú que juzgabas a tu fa– milia como un verdadero desastre, ves hecha realidad la alegría de estos versos de Antonio Machado: "Creí mi hogar apagado / y revolví la ceniza. / Me quemé la mano". Y vuelves a mirar con ilusión a los tuyos. Un día alguien nos dice: "Pues no te ha salido mal este trabajo. Me gusta". Y nosotros que creíamos haber terminado una chapuza morrocotuda, nos sentimos esti– mulados a seguir trabajando. Un día alguien te dice: "Vengo desesperado, ¡Qué suerte tienes con tus hijos!". Y tú que acababas de mantener una solemne trifulca con 15

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