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43 Un extraño anuncio. 'Resultó que no era un loco, sino un normal. ¿Qué había ocurrido? Lo de siempre. Cuando una persona re– levante se convierte al catolicismo o vuelve a él, después de tantos años de alejamiento y silencio, se esperan unas declaraciones profundas que expliquen el proceso de con– versión, el largo camino andado, las luchas íntimas pade– cidas. Pero por lo general esta curiosidad queda fallida. Suele ocurrir todo lo contrario; con una simplicísima fra– se explican su personal itinerario religioso. Sus encuen– tros con Dios quedan en el secreto. Y en el gran público se produce la decepción. Como ha sido todo tan sencillo, no se le cree. "El Reino de Dios -decía Jesús- no llega con es– pectacularidad". Y nosotros lo buscamos, infantilmente en lo brillante, en lo singular, en lo sonado y notorio. Na– da de solemne suele acontecer en el cara a cara con Dios, es todo muy profundo e insospechado. Un periódico italiano (la "Gazzetta di Parma") pu– blicó en el centro de una página en blanco, con tipos de gran tamaño, esta afirmación: "DIOS EXISTE". Y de– bajo aclaraba: "Si lo buscas, te ilumina". Durante varios días se repitió el anuncio. Entre tanto, los periodistas se dieron a la caza del anunciante que había tenido la inusi– tada ocurrencia de proclamar la existencia de Dios. Se dio caza periodística al hombre, que declaró con na– turalidad: "Yo era un NO CREYENTE, UNATEO. Ha– ce muy poco he descubierto la riqueza de !aje. Y he que– rido expresar mi agradecimiento a Dios por haberme con– cedido la gracia de encontrarle... Lo he hecho en la pren– sa por si mi declaración pudiera suscitar curiosidad en al- 136
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