BCCCAP00000000000000000000396
He pensado mucho en aquel hombre, ¿un necesita– do?, ¿un mangante?, ¿un holgazán?, ¿uno de tantos que interpretan la existencia como pueden? Y aquella frase ... ¿Es usted un hombre convencido?, me ha servido de tema de meditación. Porque, la verdad, una pregunta tan gra– ve como esta lanzada así, a la cara y cuando uno va dis– traído, es como para obligar a una revisión de vida, a pre– cisar líneas ejemplares de nuestra conducta, a procurar dar testimonio, frutos constantes de convencimiento a los demás, por si cualquiera a la vuelta de la esquina nos inte– rroga: "¿Es usted un hombre convencido?". "Por los frutos se conoce el árbol". (Mt. 12,33). Es decir, el convencimiento y la madurez de la persona. 135
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz