BCCCAP00000000000000000000396
42 Ladrón, pero educado. Jesús, muy de mañana, se puso en viaje camino de Betania. A media jornada tuvo hambre. Y viendo de lejos una higuera con hojas, se acercó a ver si encontraba algo en ella; pero no tenía más que hojas. No era tiempo de hi– gos ... Entonces Jesús dijo: "¡Que nunca jamás coma na– die fruto de ti!". Al pasar al día siguiente vieron los discí– pulos que la higuera se había secado. (Me. 11,12). La verdad que parece un despropósito pedir higos a una higuera cuando no es tiempo de higos. La higuera no en todo tiempo da higos. El hombre, sin embargo, ha de dar siempre y en todo lugar "frutos de buenas obras". No hemos de contentarnos con las apariencias, con el fo– llaje, con una fingida bondad manifiesta.. , con un con– vencimiento a medias, con un "sí, sí..., pero no". La pobre y cenicienta higuera sirvió a J~sús para es– carmentamos. Para el vegetal hay tiempo fértil y .tiempo estéril, dócil a las circunstancias; cuando Dios pide frutos al hombre, hay que darlos, sin más. No podemos aducir que "no es tiempo de higos". Ciertamente que Dios no nos va a exigir frutos sin proporcionarnos los medios; sin la savia de la gracia, siempre y cuando nuestra vida esté enraizada en un con– vencimiento de fe, no en la ambigüedad. En cualquier momento alguien nos puede pedir fruto, porque nos con– sidera disponibles. 133
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz