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31 Un centavo de risa. En un suelto del semanario "Vida Nueva'\ firmado por Joaquín GOMIS, éste cuenta que un joven no católi– co, en la frontera entre la fe y la increencia, que tuvo que realizar estudios en los archivos de un monasterio se que– dó sorprendido por la alegría de las monjas. "Hace años que no oía carcajadas tan hermosas", afirmó. Por el contrario es frecuente escuchar en entrevistas frases como esta: "El pueblo español ha perdido su ale– gría. Hoy es un pueblo sumamente aburrido... ". ''A cada día le basta su propia preocupación'', nos advierte Jesús. Es cierto que hay momentos en que uno no sabe cómo tomar la vida, si en broma, si en serio, si con un cierto pícaro humor, si con desinterés... Cada día se les va concediendo más importancia a los humoristas, a los sicólogos que aconsejan la alegría como virtud, la son– risa como terapia. Cerebros bien organizados advierten que caminamos hacia la autodestrucción humana... A mí me parece que no hay que ir tan allá. Nos estamos creando una cantidad de pequeños barrotes de contención que nos enjaulan y quitan alegría. No hay ser más inauténtico que un animal enjaulado... "Doy gracias a Dios -decía Juan XXIII- por lo que me ayuda a no complicar las cosas simples y a simplificar las complicadas". Cuando nos tomamos todo con la mis- 99
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