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24 JAVIER DE VALLADOLID Los que escriben sobre La Virgen y la Biblia 2 han dado a este silencío el calificativo de «misterioso». Y se esfuerzan por des– correr el velo del misterio con diversas explicaciones históricas y psicológicasª. No se deben buscar misterios donde no los hay. Los Evangelis– tas no hablan tanto de María, porque ello no encaja en el plan de su obra: no intentaron escribir el «Evangelio de María» sino el de Cristo. El Evangelio no es más que la exposición sumaria de la doctrina y de los hechos de Jesucristo y la demostración de su misión divina. Los Evangelistas quisieron presentar la actua– ción «oficial» del Mesías y omitieron sus relaciones sentimen– tales. Por ello no hablan tanto de María, haciéndola intervenir casi exclusivamente en los momentos en que ello es indispensable. Por lo que se refiere a san Pablo este silencio tiene una expli– cación quizás todavía más fácil. El mismo ha trazado su progra– ma con esta frase sintética: «Todo y en todas las cosas Cristo» 4 • Y se afana por enaltecer la personalidad del Salvador, por extender y consolidar su reinado entre las gentes. Y cuando la dignidad y el honor de Cristo parecen estar en peligro, se estremece y muchas veces en frases quebradas por el peso de la razón presenta al Sal– vador en la plenitud de su perfección 5 • Absorbido por Cristo, no es extraño que Pablo no hable, como nosotros lo hubiéramos desea– do, de María. Además que este su silencio no es tan hermético, hay pasajes en el epistolario paulino, en los que fácilmente se la adivina y en los que quizás se pudiera escribir su nombre sin adulterar la mente del Apóstol. He enunciado este breve estudio: «Elementos mariológicos, etc.», no porque crea que en las epístolas de san Pablo sólo se encuen– tran simples alusiones que pueden servir únicamente para un es– quema elemental de mariología. Quiero soslayar el tan discutido problema de los principios fundamentales de la mariología, que metodológicamente es de una importancia extraordinaria, pero que en este nuestro estudio no interesa afrontar, si bien me place insi- 2. Santiago ALAMEDA, OSB; La Virgen y la Biblia, y en la primitiva Iglesia (Barcelona, 1939). 3. Cf. RüSCHINI, o. c., 67. 4. Col. 3, 11. 5. Col. 1, 11-7.

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