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36 JAVIER DE VALLADOLID en la redención y haber contribuído a darnos la vida: «Per femi– nam mors, per feminam vitam; per Evam interitus, per Mariam salus» ~ 0 • Por último la mediación de María es también una verdad cone– xa con el título de Nueva Eva, aunque ello a primera vista parez– ca estar en oposición con estas palabras del Apóstol: «Recomien– do, pues, ante todas las cosas, que se hagan oraciones, súplicas, invocaciones, acciones de gracias por todos los hombres... Pues es esto bueno y acepto en el actamiento de Dios, nuestro Salvador, ,:iue quiere que todos los hombres se salven y vengan al conoci– miento de la verdad. Porque uno es Dios, y uno también el Me– diador entre 'Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó a sí mismo como precio de rescate por todos» 50 Muy le– jos de oponerse estas palabras a la mediación de la Virgen, la su– ponen. Cristo es el Mediador supremo; pero esto no excluye la existencia de mediadores «secundarios». Además que en el texto aducido se dice que el Medíador es un «hombre», que interpreta el padre Bover 51 , el «hombre nuevo» -el Nuevo Adán- y según el plan redentor estructurado por el Apóstol, al Nuevo Adán hay que asociar a la Nueva Eva, que participará también de su mediación, y será la Comediadora con Cristo. En el paralelismo Cristo-Adán del Apóstol aparece bien claro el carácter de Mediador del Nuevo Adán 52 • Y María unida en la lucha y en el triunfo a Cristo, debe participar también de esta acción mediadora, en virtud de la cual, como enseña Suárez, tiene «una especie de jurisdicción sobre la totalidad de la gracia que Dios destina a los hombres» 53 , de suerte que, como dice el franciscano san Bernardino de Sena, «no se concede a los hom– bres gracia aíguna que no pase por las manos de María,>. 49. S. AGUSTÍN, PL. 40, 655-656; cf. TERRIEN, La Mere de Dieu. 111, lib. 1, c.1. 50. 1 Tim. 2, 1-6. 51. Ob. c. 52. Cf. Rom. 5, 12-21. 53. Cf. GoMÁ: María, Madre y Señora. (Toledo, 1938), 81.

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