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ELEMENTOS MARIOLÓGICOS EN: S. PABLO 31 Creo sinceramente que esta interpretación no se puede des– virtuar, como a las veces se pretende, oponiéndole la exigencia del contexto, porque, si bien es verdad anteriormente no hay más mu– jer que Eva, a quien el texto se refiere, esto, no obstante, en el vo– lumen 15, fácilmente se puede advertir el tránsito de la historia a la profecía -se anuncia una hostilidad perpetua sin limitación de tiempo- y por ello el contexto próximo cambia y las palabras pue– den referirse a otro sujeto, en el caso, a María. Además que muy bien pudiera ocurrir que el Protoevangelio no fuera más que un núcleo sintético en la revelación divina, des– arrollado después en revelaciones posteriores, en las que se nos presenta a la Mujer (María) en solidaridad con su Descendencia (Cristo) en lucha contra la Serpiente (el demonio) y triunfando sobre ella, triunfo total, como de hecho ocurrió en su Concepción Inmaculada y en su Asunción 26 • El hagiógrafo no comprendió en toda su amplitud el pensamiento de Dios, que se fue descubriendo poco a poco 21 ; quizás tampoco lo comprendieron nuestros padres, pero no interesa; lo que interesa es lo que Dios quiso decir y de hecho dijo 28 • Según, pues, la concepc10n del Apóstol el género humano se desgaja del viejo Adán, donde encontró la muerte, y es asociado e incorporado a Cristo, el Nuevo Adán, Cabeza de la humanidad regenerada. Algunos creen -y con fundamento- que no es sólo Cristo el que triunfa, es Cristo con su Cuerpo Místico, con quien constituye una personalidad. Y es que en la Biblia se dice que «Dios prometió las bendiciones a Abrahán y a su descendencia» y esta descendencia, según interpreta el Apóstol, es el Cristo total, el Cristo Místico 29 . Por ello María, Madre de esta nueva deseen- 26. Cf. Encíclicas «Innefabilis» y «Munificentissimus»; en ésta, refiriéndose a la Asunción se dice textualmente: «Sacris Litteris innititun>, y se cita el Protoeven– gelio. 27. M. PEINADOR: La Escritura en Mariología durante los 1Ílti.7Zos 25 míos, «Estudios Marianos», 1 I (1951). 28. PEINADOR. Temas de Mariología Bíblica: «Creemos, pues, firmemente que el Protoevangelio es un ejemplo clarísimo de lo que es y cómo se alcanza el sentido pleno de la Escritura dentro del progreso mismo de la Revelación y del conocimiento que de ella vamos alcanzando, guiados en todo por la tradición y el Magisterio de la Iglesia. Dios lo ha colocado al principio de la Escritura como un núcleo de ver– dades marianas, como un gérmen que a su tiemno obtendría su completo desarrollo. Este tiempo es el nuestro, porque es el tiempo designado por Dios para el desarrollo de la doctrina, del culto y devoción a María». (p. 21). 29. Gal. 3. 16: cf. Xaverius a VALLISOLETO: Et sernini tuo qui est Christlls. VD., 12 (1952), 327-332).

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