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22 JAVIER DE VALLADOLID sus palabras el tecnicismo propio de las religiones misteriosóficas 36 ; conscientemente ha cristianizado la terminología, imprimiéndole un concepto enteramente nuevo. Creemos sinceramente que la cristofanía damascena proyectó una luz reveladora en la mente de Saulo convertido. Aquellas pa– labras. «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hech. 9, 4), abrieron sus ojos y le hicieron ver la compenetración existente entre Cristo resucitado y los cristianos. Después en su retiro de Arabia (Gal. 1, 17), con las revelaciones divinas, la meditación y su experiencia de Cristo elaboró todo su sistema doctrinal místico, su misticismo cristocéntrico, en el que Cristo lo es todo: Omnia et in omnibus Christus (Col. 3, 11) 37 • Para san Agustín esto es a todas luces cier– to38. Y lo es también para muchos escritores modernos 39 • En conclusión: En virtud del plan redentor, concebido por 'Dios desde la eternidad, todos los hombres sin distinción de razas ni de pueblos, deben ser salvados por mediación de Ciisto y por su unión mística con Él. La nueva economía de la salvación consiste en la incorporación del hombre en Cristo y se resume en esta fór– mula mística: «En Cristo Jesús», que es también la expresión más sintética del misticismo cristocéntrico del Apóstol. Los cristianos, ya incorporados a Cristo pueden acercarse con toda confianza al Padre celestial, pues «por Él (por Cristo) tene– mos abierta la entrada los unos y los otros (judíos y gentiles) en un mismo Espíritu» (Eph. 2, 18). Injertados en Cristo, como en la buena oliva (Rom. 11), hemos llegado a ser «la verdadera descen– dencia de Abraham», y por tanto, «herederos de las promesas» (Gal. 3, 11); hemos llegado a formar parte de la Iglesia, que es <<pleromw-> 40 de Cristo (Eph. 1, 22-23; 4, 12-13), como Cristo es «ple– romw-> de Dios (Col. 1, 19; 2, 9; Eph. 3, 19), aún más, hemos sido 36. Cf'. L. Clll\FAUX: L'influence des Mysteres sur les Epitres de S. PauJ aux Co– losiens et aux Ephesiens: ;:Sacra Pagina>, 11 ( Paris, 1959); HAAG-Aus&ro, ob. c., col. 1260-1272. 37. Sabemos que Pablo además de la «revelación> de Damasco, tuvo otras rev<>– laeiones: Hech. 26, Hi; 1 Cor. 7, 10; 2 Cor, 12, 16; 12, 4; Gal. t, 11-12; 2, 2; 1 The•. 4, 15. 38. PL 35,1622. 39. PRAT, Wlli:F.N!U.USRR, VOSTE<, etc. 40. J. M.a GoNzÁLEZ Ruu: Cartas de la Caalioídad (Roma-Madrid 1956) 3118 as. J. de VALI.Anoun, OFM Cap., Christi Pleroma, VD 14 (1934) 49-65; El Pleroma de Cristo, CB, 1 (1944) 177-178: FBuu.urr, A.: l.'Eglise pleróm da Chrlst d'aprés Bphés l, 23, NRZ 78 (1956) 4411-472; lill3-610.

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