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MISTICISMO CRISTOCÉNTRICO EN SAN PABLO 17 esta doctrina carece de historia 23 , si bien, ya antes del Apóstol, la Biblia expresó por medio de símbolos y de alegorías la unión ín– tima entre Yawe e Israel, entre Dios y los hombres; pero nunca con tanta plasticidad. Todo el contenido místico y eclesial de esta doctrina se expresa en los escritos del Apóstol, como ya hemos indicado anteriormente, de una manera genérica y sintética, con la denominación del «Mis– terio», «Misterio de Dios», «Misterio de Cristo», «Misterio del Evan– gelio»24. Algo muy importante debe encerrar este «Misterio», cuan– do san Pablo, al describirnos las riquezas inefables que nos ha traí– do Cristo hace referencia a él como síntesis de todas las maravillas divinas en orden a la nueva economía de la salvación. Esta denominación, que la Vulgata traduce por <<MysteriUIID> y también por «Sacramentum», en el lenguaje bíblico neotesta– mentario significa técnicamente «el secreto de 'Dios relativo a la salvación de los hombres que Cristo habrá de realizar en la ple– nitud de los tiempos». zs Conviene advertir que el «Misterio» no aparece en san Pablo completamente delineado desde un principio. En los primeros años de su predicación el Apóstol, preocupado quizás de las controver– sias suscitadas por los judaizantes, no pudo dar una enseñanza completa y sistemática. En las primeras epístolas sólo encontramos algunos rasgos, algunas pinceladas de esta doctrina mística. Y es precisamente en la primera carta a los de Corinto, donde Pablo comienza a describir la panorámica del «Misterio». Entre los partidos que habían encendido la discordia en la iglesia de Co– rinto, uno había propuesto una «concepción del cristianismo más filosófica y profunda que la de Pablo». Este era su slogan. Y dicho se está que el Apóstol no pudo consentir esta campaña en contn de su predicación, que era la predicación de Cristo, y se vio obli– gado a demostrar que, en la doctrina por él anunciada, había tam– bién profundidades insondables, abismos de sabiduría. Y así, des- 23. P. PRAT, ob. c., 1,359. 24. J. l\L BoVER, SJ: Teología de S. PalJlo (Madrid, BAC, 19,16) 84, ss. 25. Los diversos sentidos que el vocablo \l· ll cr,: 7Í p t O v tiene en los clásicos y en el lenguaje bíblico, pueden verse en ZonELL, SJ: Lexicon Gri:ecum N 1' (París, 19311; GRIMM: Lexicon gri:eco-latinum; l'RAT: oh. c., 11,446; HAAG-AusE.To: oh. c., Col. 1266 ss. Entre las 20 veces que se lee en S. Pablo este vocablo (cnf. Smurrn: Der Epheserbrief d. Ap. Paulas: «eBibl. Stud.» (1928, 163) se deben notar los pasajes si– guientes en los cuales ciertamente se trata del «Misterio»: Rom. 11, 25; 16, 26; 1 Cor. 2, 7; 4, 1; Eph. 1, 9;3, 3; 4, 9; 6:, 19; Col. 1, 26-2j; 2, 2; 4, 3; 1. Tim. 3), 16. 2

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