BCCCAP00000000000000000000394

16 JAVIER DE VALLADOLID Él» (con Cristo), si no estamos como «sumergidos» en Él, por el bau– tismo. Así lo insinúa aquel otro texto. «Porque en un solo espíritu para un solo cuerpo ( s 1 s e v o (J) p.. a ) todos nosotros, judíos o grie– gos, siervos o libres, fuimos bautizados» (1 Cor. 12, 13), texto que interpreta san Cirilo de Alejandría de la siguiente manera. «En el bautismo nosotros adquirimos la participación del Espíritu, por– que nos hacemos poseedores de Cristo» 2 º. El bautismo, además de revestirnos de Cristo, como de una for– ma vital, nos hace formar parte de la personalidad mística de Cris– to (Gal. 3, 27-28), de suerte que entre Cristo y los bautizados existe una especie de «comunicación de idiomas», que el Apóstol indica con términos desconocidos en el clasicismo griego y que apenas se pueden traducir adecuadamente a nuestra lengua: «conmorir» (2 Tim. 2, 11; 2 Cor. 7, 3) «compadecer>> (Rom. 8, 17; 1 Cor. 12, 26) «consepultar» (Rom. 6, 4; Col. 2, 12) «conresucitar» (Eph. 2, 6. Col. 2, 12; 3, 1) «convivificar» (Eph. 2, 5; Col. 2, 13), etc., vocablos que insinúan una compenetración misteriosa entre Cristo y los justi– ficados, compenetración que tiene su génesis en el bautismo, rito de iniciación de una vida esencialmente cristiana. Y esta inserción en Cristo está íntimamente relacionada con la doctrina del Cuerpo Místico, algo muy característico en el misti– cismo cristocéntrico del Apóstol y que da fisonom1a a sus escritos. en los que se nos muestra siempre preocupado «por mostrar a los fieles que todo les es común con Cristo» 21 • No me voy a detener en hacer un análisis de esta concepción tan entrañablemente paulina. Existe una literatura abundante de carácter monográfico. Sólo algunas observaciones. La denominación <<Cuerpo Místico de Cristo», no es del Apóstol san Pablo; procede quizás de la teología mística medieval2 2 • El Apóstol, en su epistolario, se refiere insistentemente al «cuerpo de Cristo» (1 Cor. 12, 27; Eph. 4, 12; Col. 1, 24), al «cuerpo en Cristo» (Rom. 12, 5; 1 Cor. 6, 15; 12, 27; Eph. 4, 25), etc. Es algo obsesio– nante para el Apóstol esta realidad mística, misteriosa, sobrenatu– ral, que trasciende las categorías de lo creado. Hasta san Pablo 20. PG 76,1188. 21. S. JrA'- CmsosTmro, PG 62,:{45. 22. '\!E!'-ERTZ, ob. e.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz