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y calor a mis manos ateridas; como a ver en las faldas de la sierra, dieron junto al pacífico arroyuelo sombra a los caminantes de la tierra y cobijo a los pdjaros del cielo». »Vuestro ocaso, querídísímas jóvenes, será seguramen– te así de generoso y digno. Después de haberos consumido, o en la plena dedicación a Dios en el claustro, o en la «gran– deza y servidumbre» del hogar, o en la total entrega al servicio de la Patria (olvidando vuestro personal destino, como muchas de vuestras jefes)..., vendrá el final, con res– plandores, para todos cuantos os rodeen, de esto que hay en vosotras y que no puede morir, haciendo realidad los propósitos concebidos por el poeta ante la última "genero– sidad» ele su olivo: «..• y dar así en herencia a mis hermanos - ¡oh, olivo de mis campos castellanos! lo que hoy me han dado tus destellos rojos: ¡una poca de luz para los ojos y un poco de calor para las manos/,, »Sí: Dios haga que ahora y siempre, dondequiera que estéis, vuestra persona y vuestra conducta dejen una este- 1::l de luz y de calor: ele luz no tanto para los ojos cuanto para las almas, de calor más para los corazones que para las manos». II I El día 20 de julio le llegó al P. Fidel un oficio del Go– bernador Civil: «Con esta fecha he tenido a bien proceder a levantar la suspensión del periódico quincenal de su dirección «AVANZADILLA», que tenía acordada. León, 19 de julio de...... EL GOBER-;ADOR, Cancino Soria Tagarro» El señor Gobernador no tenía muy «a bien» el levan- 618

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