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La celebración de dicha Asamblea duró tres días, de tarde de viernes a domingo, y en ella hubo memorias, dis– cursos, parte recreativa... En la reunión del sábado, el P. Fidel hizo, delante de los «hermanos», que llenaban el sa– lón, y entre los cuales no faltaban algunos que enjuiciaban las cosas a su manera, una breve historia de toda su actua– ción al frente de la Hermandad, y la remató con la explica– ción detallada de los últimos acontecimientos. La solemne bendición de una nueva y magnífica bandera, que cierta señora terciaria, por propio impulso, quiso regalar a la V. O. T., puso un feliz coronamiento a tan interesantes jornadas. La celebración de esta Asamblea trajo muy buenos re– sultados, y contribuyó no poco a templar de nuevo los es– píritus de quienes estaban más o menos desconcertados desde el golpe de «Avanzadilla». Entre las chicas se había notado menos· la falta del periódico: mas para evitar en lo posible tanto la disper– sión de ellas como de ellos, ahora que no contaban con al– go común en cuyo derredor agruparse, el P. Fidel decidió tener en las tardes festivas de mayo pequeñas excursiones a puntos diversos de las cercanías de la ciudad. Tomaban parte en tales excursiones chicas, chicos, pe– queños cordígeros. El día de la Ascensión, por ejemplo, llegaron andando los excursionistas a Villaquilambre, pue– blo a León por la ribera del Torío; se establecie– ron alegremente en una campera próxima al ferrocmTil de la Robla, y empezaron a pasar la tarde lo mejor posi– ble; partido de fútbol entre dos grupos de «ellos», y con público de «ellas»; luego, cantar y jugar al corro todos juntos; después, la merienda, con el mejor apetito... Y por último, a demostrar que no eran unos excursionistas vulgares: entraron en el pueblo, fueron a saludar al Sr. Cura, y con él se dirigieron a la iglesia, seguidos de alguna gente curiosa; allí se rezó el rosario y se hizo el ejercicio de las flores con cánticos en honor de la Madre del Amor Hermoso. El Sr. Cura estaba emocionado: «¡Oh, si yo tu– viera en la parroquia una juventud así! Los chicos van frecuentemente a León, mas parece que de la ciudad sólo lo peor. .. » Los de la Juventud Franciscana no cantaban únicamen– te en la iglesia. Formando hermoso coro mixto, volvían a 570
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