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ted a quien tanto quiero y estimo, hacía que me doliera más la herida. »Creo que no tardará en llegar a entender cumplida– mente todas mis cosas. La incomprensión que por parte de usted he visto a lo largo de los últimos meses, es lo que me ha hecho adoptar esta postura, o sea, el volverme con usted un tanto reservada. »Padre: a hacer algo los dos para que las cosas vuelvan a ser como antes... ?» Desde aquella carta, el P. Fidel tuvo gran cuidado de no lastimar los sentimientos de Maria de la Gracia. Y muy pronto encontró ocasión de hablarle francamente: - Mira, chica: es verdad que mis ilusiones sobre tu futuro iban en otra dirección. Me hubiera gustado mucho más verte consagrada del todo a Dios, y creía que ésos eran sus planes sobre ti. Ahora veo que tu camino sigue un rumbo opuesto... No dejo de sentirlo, pero aquí me tie– nes como siempre, deseoso de ayudarte cuanto pueda. - No sabe cuánto se lo gradezco. También yo pensé más de una vez en la vida religiosa, y comprendía la gran– deza de tal vocación, y tuve largas temporadas de luchas e incertidumbres respecto a mi porvenir; mas poco a poco fui convenciéndome de que yo no era para el claustro. ¿No es necesario que haya también en el mundo mujeres cristianas bien formadas? ¿No es también muy excelente y meritoria la labor de una madre? ¿Y no puede ser tam– bién muy buena y hasta santa, en el estado del matri– monio? - A las dos primeras preguntas te he de contestar afir– mativamente. En cuanto a la tercera, permíteme que res– ponda haciendo, aunque sea medio en broma, una salvedad. En el matrimonio podrás ser y espero que seas «muy bue– na»; pero«santa» precisamente, no sé; quizá para llegar a ello hayas de pasar antes por la situación de viuda. Y eso ¿por qué? - El porqué más fundamental no lo sé, aunque me lo imagino. Me apoyo sencillamente en el hecho de que, en– tre las muchas santas canonizadas, no me acuerdo de una sola - excluyamos a las mártires - que haya llegado al fin de sus días ligada por los vínculos del matrimonio. To– das las que fueron casadas y recibieron luego culto oficial de la Iglesia, pasaron antes de su muerte por un período 559

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