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trató de consolar a la pobre chica y de saber el hondo motivo de una demostración tan insólita. Mas no lo consi– guió, quedándose con la pena de haber contristado seria– mente, y sin saber a punto fijo por qué, a una de las per– sonas a quienes más amaba en el mundo. Al día siguiente le llegó por correo una carta. Sólo con ver la letra del sobre adivinó que estaba relacionada con lo ocurrido el día anterior. Empezó a leer ansiosamente: «Querido Padre: Hace bastante tiempo que estoy con el deseo o la necesidad de hablarle claramente sobre algo que parece que usted rehuye... »¿No ha encontrado algo raro mi estado de ánimo de ayer, y aún más lo que me ocurrió, a pesar de mis esfuer– zos por dominarme? Habrá pensado qué sé yo de cosas, y hasta puede ser que esté bastante preocupado. »Voy a tratar de que comprenda todo. »Creo que desde el momento en que usted advirtió que en mi vida se había interpuesto una persona, usted empezó a cambiar no poco respecto de mí. No me extraña, si pienso que seguramente había pensado y me deseaba algo muy distinto... Yo he intentado en más de una ocasión ha– blarle sobre el asunto, hablarle sobre «él»... ; pero noté siempre por su parte una desviación tan marcada, que no me costó mucho comprender que usted miraba todo esto mío con muy poca simpatía. Terminé por callar, y sufrir yo sola. »No sé si acertaré a explicarme, pues soy bastante torpe para estas cosas. Haga usted un esfuerzo por en– tenderme. »Muy bien sabe usted que yo vivía falta de cariño des– de que era niña: perdí a mamá, me mataron los rojos a papá, y tuvimos que dispersarnos los hermanos. Mi madri– na, con la que vivo desde entonces, ha sido todo para mí; nunca podré pagarle cuanto ha hecho y sigue h'aciendo. La quiero como a mi segunda madre, pero se conoce que mi corazón necesitaba algo más... »Con Ramón, en un principio, si quiere que le hable con toda franqueza, sólo me animaba a andar con él la esperanza de hacerle cambiar un poco, pues le veía muy abandonado en cosas de Religión (quizá no me daba cuen– ta de que también me empujaba el cariño que por él ya 557