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nosotros no hemos intentado ofender personalmente a nadie, sino denunciar sin contemplaciones cosas que nos parecen mal, hágalas quien las haga, y que si nos excedi– mos en el tono, fue por creer que los abusos eran tanto más reprobables cuanto provenían de gente obligada a dar ejemplo. »En fin, amigo - concluyó el P. Fidel -: porque tú quedes tranquilo, más que por otra cosa, me comprometo a presentar amablemente mis excusas; pero que ni ellos ni nadie tomen mis palabras o actitud como una claudi– cación del espíritu de nuestro periódico, ni tampoco co– mo un «aprobado» para todo cuanto hace «La Buena So– ciedad». José María no se descuidó en transmitir a quienes correspondía las buenas disposiciones del P. Fidel - dis– posiciones que nunca le habían faltado, ni en éste ni en otros asuntos -, y el señor Garra Peñuela debió de pen– sarse en seguida que ya estaba el triunfo en sus manos, que el Padre, acobardado, se ponía enteramente a merced de lo que ellos quisieran. Así, escribió una carta exigente: «Sr. D. José María Pérez del Castillo. »Muy señor mío: Como consecuencia de nuestra con– versación telefónica, y vista la buena disposición en que se encuentra el director de «Avanzadilla», y después de tratar sobre la mejor manera de dar satisfacción a los sentimientos gravemente ofendidos de los señores Socios de esta entidad, me dirijo a usted para darle unas nor– mas o guión que han de servir de base al culpable para la cumplida rectificación que esperamos en un plazo in– mediato. »Entendemos que el artículo en cuestión es altamen– te ofensivo y por lo tanto difícil de concretar los puntos a rectificar, pues todo él no tiene desperdicio, como fue así reconocido por el público en general y por nuestra pri– mera Autoridad Civil y seguramente la Eclesiástica; pero teniendo en cuenta la colectividad a que pertenece el res– ponsable y los hábitos que viste, nunca su persona, y ade– más nuestra catolicidad, queremos ser benignos... » Señalaba luego cómo debía rectificar: que lo apare– cido en «Avanzadilla» había sido escrito bajo la influen– cia de «una información equivocada y tendenciosa, pero que debidamente enterado por diversos conductos podía 532

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