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timoratas, cobardes, de los que no acaban de entender el santo radicalismo de tus doctrinas; y nos ha rodeado tam– bién el sordo furor o la declarada enemistad de quienes, dijo tu Apóstol, quieren vivir o «andar según la carne»... Pero en esta referencia a los antagonistas o enemigos no se deslizaban sentimientos de rencor. Se imploraba la asistencia divina para todos: asistencia de intrepidez y constancia, para los unos; asistencia de luz y conversión, para los demás. El «editorial-presentación» del primer número conser– vaba la misma fresca actualidad de hacía un año. Al pie de su reproducción íntegra, declaraba una nota: «Hoy, de doce meses de lucha, no tenemos que desdecir– nos ni arrepentirnos de nada. Por eso, nos reafirmamos ín– tegramente en las palabras y propósitos del primer día». Por la parte superior de la página campeaban, en variada y llamativa tipografía, una serie de titulares super– puestos: HACE UN AÑO SALIO «AVANZADILLA» A LA CALLE GRITANDO LA VERDAD «Frente al desmoronarse de un mundo materialista y apóstata, nosotros proclamamos nuestra fe en un resurgir católico». «NO ADMITIREMOS COMPONENDAS CON EL ERROR» «No olvidaremos la caridad; pero sabremos también hacer frente a tanto paganismo como nos rodea». En este número de aniversario se ofrecía como una pequeña historia de «Avanzadilla», en tres apartados: Los operarios de la primera hora. La primera idea. Los que vinieron después. Al principio se advertía: « Bastantes de los datos me– nudos que constituyen la verdadera historia de nuestro periódico no pueden ser publicados... Aquí sólo van los más inocentes, los publicables. Se los contamos a nuestros amigos y favorecedores en tono de charla familiar». 516