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sin luz, procuró principalísimamente encomendarla a la misericordia del Señor. Las Navidades fueron transcurriendo serenamente. El P. Fidel había procurado infundir en sus muchachos el mejor espíritu cristiano y franciscano para la digna ce– lebración de tales fiestas, y algo se notaba. Mas con las Navidades venía otra fiesta a cuya cele– bración se iban añadiendo de año en año mayores signos de paganía: la «Nochevieja», fin de un año y comienzo de otro. «Avanzadilla», en su segundo número de diciembre, había lanzado a la calle este violento recuadro: ¿COMO SE PUEDE CELEBRAR LA NOCHEVIEJA? Como BRUTOS: entre ruidosas juergas y borra– cheras. Como PAGANOS: entre bailoteos de más o me– nos gala, disimulando la animalidad con buenas ma– neras sociales. Como CRISTIANOS: con verdadera piedad, ya en el seno de la familia, ya ante la custodia de las « Vi– gilias» de adoración. Desgraciados los que se vean sorprendidos por las doce augustas campanadas de la noche última del año en el punto de la borrachera, en el cubil del vicio, o en el salón de baile, comiendo bobamente las doce uvas de la superstición. Dichosas, por el contrario, las almas que escuchen esas mismas doce campanadas de rodillas, dando gracias a Dios por los beneficios recibidos en el año que muere y confiándose a su amor para el año que nace. Para que todos vieran que los de «Avanzadilla» no sólo predicaban, sino que también procuraban «dar trigo», todos los jóvenes se fueron a la « Vigilia» organizada por la Adoración Nocturna leonesa en San Isidoro, y las chi– chas tuvieron su propia « Vigilia» en la misma forma que el año precedente. Hacia media tarde del último día de aquel último mes, 476

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